8ª CAMINATA APAPACHE POR EL AUTISMO, VISIBILIZAR “EL OTRO ENCIERRO”
• La pandemia cede, la gente sale, se quita el cubrebocas al aire libre, pero las y los autistas aún esperan que el mundo les abra su empatía.
Cada día la pandemia retrocede un poco más para devolver espacios y rutinas a la vida diaria: familias enteras que salen de su encierro de casi 100 semanas para disfrutar de parques y alamedas, lo mismo en la Alcaldía Iztacalco que en la Ciudad de México, en el resto del país, que se pinta de verde y se quita el cubrebocas, como en los demás rincones del mundo, algunos de los cuales hoy se preocupan más por otras amenazas, como la violencia criminal y la guerra.
Hay otros encierros, sin embargo, que están entre nosotros mucho antes de la contingencia por covid, y cuyos efectos reducen a quienes los padecen a situaciones de aislamiento más allá de las prácticas sanitarias como la distancia social, no tocar a otros con las manos y, desde luego, quedarse en casa. Es el encierro en uno mismo que, a falta de un mejor nombre, se conoce, y muy poco, como Trastorno del Espectro Autista (TEA), una serie de condiciones de capacidades especiales de diversos tipos, en derredor de los cuales hay más mitos e ignorancia que conciencia y empatía.
Este sábado, familias enteras salieron a la calle para pintar de azul y blanco… –y todos los colores del arcoíris, porque en esta primera ocasión después de la pandemia, el lema es la inclusión a la diversidad–, el Paseo de la Reforma; desde la Estela de Luz, a la entrada de la Puerta de los Leones del Bosque de Chapultepec hasta la Glorieta de El Ángel o Columna de la Independencia en la 8a Caminata Apapache por el Autismo.
Decenas de organizaciones civiles, en su mayoría pero también de Salud, hicieron posible con su presencia que la sociedad tuviera ocasión de volver el rostro hacia uno de los problemas más acuciantes de nuestro tiempo: el derecho de las personas con TEA y cualquier otra condición similar a la inclusión y la diversidad. Una madre sostenía un cartel en el que se podía leer: “Hoy evolucionamos y somos más congruentes, más inclusivos y más empáticos para mejorar la calidad de vida de nuestros seres amados con TEA”
Una de las organizaciones promotoras más importantes de este evento, Apapache, nació hace 10 años, “de modo que esta debería ser la 10a Caminata pero vino la pandemia y todo se complicó”, nos dice “La Licenciada Lucero Apapache”, como prefiere ser nombrada. “La Caminata tiene como propósito no solo conmemorar este Día Mundial de Concientización sobre el Autismo sino que la sociedad se apropie de lo que representa esta condición de vida y se abra a la inclusión y asuma actitudes más empáticas y de la mayor comprensión hacia las personas que viven con ella, como lo son nuestras niñas y nuestros niños”, dijo.
En el recorrido fue notoria también la presencia de otras muchas organizaciones y colectivos de apoyo y ayuda, incluso de servicios de salud, equipos médicos, alternativas terapéuticas y hasta payasos especialistas en risoterapia, como la asociación Clowns de Hospital del Mundo. El “Dr. Alito”, uno de ellos y que se presenta como “Doctor de la Risa”, dice con entusiasmo que este es una gran día porque posibilita el encuentro de muchas formas de ser humano y nos ayuda a tomar conciencia de esa hermosa complejidad que hay en nuestro interior, que hace que cada persona sea única, especial: “Hoy ganamos un paso adelante; a la palabra trastorno hemos podido anteponer otra mucho mejor: condición, y eso, aunque parece poca cosa es un buen logro porque empezamos a quitarle acentos negativos a esta condición de vida que es el autismo”.