Vida y Estilo

HISTORIA DE UN INOLVIDABLE AMOR

Entré a esa oficina con el pretexto de facturar mi consumo, porque para ser honesto, a lo lejos vi el rostro más hermoso que en mucho tiempo había visto.

La amplia, blanca y radiante sonrisa que iluminaba su cara me dejó perplejo, tanto que me quedé sin palabras. Mil pensamientos pasaban por mi mente mientras me sumergía en el tono café de sus bellos ojos.

Perdido en mis emociones, escuché una amable y dulce voz, como si una gran distancia nos separara. A lo lejos, escuché su cuestionamiento: «¿En qué le puedo ayudar?». Si los ángeles hablaran, estoy seguro de que esa sería su tesitura.

Bloqueado por la gracia de aquella femenina y delgada silueta, mis palabras de respuesta quedaron atrapadas en esta prosaica boca. Lejos de solicitar el documento por el que iba, quedé hechizado por su distinguida presencia. Estoy seguro de que ella lo percibió, aún así, con amabilidad, sin desdibujar aquella flamante sonrisa, atendió mi petición, aquella que sin expresarle verbalmente, ella intuyó.

Bendigo el momento en el que el destino me llevó a ese lugar. Aquella linda dama, la que algún día me asistió con gentileza, compartió su apreciada y delicada presencia conmigo durante un lustro y medio.

Y aunque el desenlace no fue como lo planeamos, valió la pena cada momento vivido a su lado: cada jugueteo, cada sonrisa, cada beso, cada caricia y, en especial, cada noche en la que con ternura se acurrucó en nuestro aposento.

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Juan Carlos Valdez Arévalo/ENTIDaDES, información útil y oportuna
México Diciembre 2023
Ilustración: BING IA